miércoles, 23 de noviembre de 2011

Campaña del lazo blanco



La campaña del lazo blanco nace en Canadá. En dicho país, afines de los 80, un hecho -como en España el caso de Ana Orantes conmocionó a todos: el 6 de diciembre de 1989 fueron asesinadas 14 adolescentes por el solo hecho de cursar una carrera destinada a hombres. El asesino, al grito de «feministas», se introdujo en la facultad y las mató. A partir de esa fecha un grupo de varones pensó que tenían la responsabilidad de implicarse, e implicar a otros hombres, en hacer algo para que cosas así no sucediese más, y lo primero  era dejar de permanecer en silencio.
En España, 1200 hombres son denunciados cada mes por maltrato. Cada semana un hombre mata a una mujer. El 20% de los hombres españoles provocan con su maltrato daños a la salud física y mental de las mujeres.
Hay un número estremecedor de hombres que comete actos de violencia contra las mujeres que, según ellos, «aman». Actos de violencia que incluyen agresiones físicas y sexuales, acoso sexual, maltrato psicológico o emocional.
En 1999, varias asociaciones de mujeres y varones en Europa se propusieron desarrollar la Campaña del Lazo Blanco en varios países de la UE.
Esta campaña te pide que no te quedes callado, sino que denuncies y desafíes a otros hombres a examinar sus actitudes hacia las mujeres. Un hombre que guarda silencio ante la violencia contra las mujeres es parte del problema. Llevar el lazo blanco significa aceptar el compromiso personal de no cometer, permitir, ni silenciar la violencia contra las mujeres.
Es responsabilidad colectiva de los hombres hacer algo al respecto. Para ello, se necesita cambiar las actitudes negativas, los comportamientos y las instituciones que permiten a los hombres cometer actos violentos. Todas las formas de violencia son inaceptables, y que para ser un hombre no se necesita controlar o dominar a las mujeres (o a los niños, o a otros hombres).

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